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Una enseñanza que recibió Mazu de su maestro.
El maestro le preguntó: “¿Deseas aprender estar sentado en dhyana [en contemplación, en penetración del ser] o estar sentado en Buda? Si quieres aprender a estar sentado en dhyana
debes saber que el dhyana no depende de la posición sentado ni de la posición acostado.Si quieres aprender a estar sentado en Buda debes saber que el Buda no tiene ninguna característica particular. Si estas sentado en Buda tú matas al Buda, si tú te apegas a la noción de posición sentado tú no alcanzarás la verdad absoluta”. El dhyana no depende de la posición sentado o acostado; la penetración de la realidad no es una cosa únicamente de la práctica de zazen. Zazen es un momento privilegiado, debemos apoyarnos en zazen, porque no somos capaces de conocernos sin zazen, sin sentir lo que pasa en el cuerpo, sin sentir la respiración, sin estar inmóviles para tener disponibilidad con respecto a lo que pasa en la mente. Pero la verdadera contemplación o penetración del ser, no puede depender únicamente de zazen. Si no apoyan su zazen sobre la vida corriente, será solamente un ejercicio de meditación. Tal vez eso les haga bien
pero dhyana está tanto en la vida corriente como en zazen. No lograrán centrarse en la realidad tal como es si se abandonan a la vida del yo tan pronto como salen de zazen. La contemplación debe seguir, para eso estamos aquí. No cometan el error de pensar o creer que porque se sientan en zazen van a lograr coincidir con la realidad profunda. La fuerza para voltearse y para vivir desde lo que es y no desde el sueño del yo, la tomamos en la vida común y corriente del yo. Si no reflexionamos, si no vemos lo encerrados que estamos en la vida corriente ¿cómo podemos encontrar la aspiración hacia vivir la realidad?
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