terça-feira, 7 de setembro de 2010

Echar abajo al demonio y a Buddha

No hay lugar para el esfuerzo excesivo en el budismo; es sólo cuestión de ser normal y no estar obsesionado, cuidándose de las funciones corporales, vistiéndose y comiendo, echándose cuando se está cansado. Los tontos se ríen de mí; son los sabios los que lo entienden. Un antepasado dijo: "Los que trabajan con aspectos
exteriores no son más que ignorantes."
Por ahora sé tu dueño dondequiera que estés, y, así, allí donde estés es la realidad, y las situaciones que se presenten no podrán afectarte. Aunque tengas energías de hábitos existentes que puedan empujarte a hacer actos perversos, ésta se convertirá naturalmente en un océano de liberación.
Los estudiantes de hoy no conocen nada de la verdad. Son como cabras que husmean y se meten todo lo que encuentran en la boca. No distinguen al sirviente del amo, al huésped del anfitrión. Estas personas entran en el sendero con la actitud equivocada; no pueden adentrarse en situaciones clamorosas, pero se consideran a sí mismos renunciantes genuinos. En realidad van sólo detrás del placer.
Porque los que renuncian han de dominar la constante verdad y autenticidad de la penetración y la comprensión. Deben distinguir a Buda del demonio, han de discernir lo real de lo falso, y deben diferenciar lo ordinario de lo sagrado. Si saben hacer estas distinciones, pueden denominarse verdaderos renunciantes.
Los que no pueden distinguir al demonio de Buda están saliendo de una casa para entrar en otra. Se puede decir que están creando karma; no se les puede denominar renunciantes de verdad. Existe una confusión entre Buda y el demonio, como el agua y la leche mezcladas. Sólo un experto puede separarlos.
Por lo que respecta a los Caminantes con ojos iluminados, echan abajo tanto al demonio como a Buda. Si amas lo sagrado y desprecias lo ordinario, estarás en el océano del nacimiento y la muerte.

Lin-Chi, Rinzai en japonés (?-866), Las cinco casas del zen, traducción de
Thomas Cleary, pp.74-75, Los libros de integral, Barcelona, 1998
Fonte: Voces de montañas y ríos - Boletín de la Fundación para vivir el Zen - Nº 11, noviembre 2006
www.fundacionzen.org

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